Una sucesión de acontecimientos me llevaron hace unos días a casi perder la cabeza, otra sucesión de acontecimientos me hizo recuperarla. No se si fue la voluntad, o el universo alineándose a mis pies, pero una concadenación de eventos me llevó a encontrarme hoy así, en santa paz.
Mi histórico cable a tierra han sido las palabras, poder articular, largar, sacar, escupir los nudos que amenazan con anidarse en mi garganta, el silencio me mata, el silencio mío, ese que a veces pretendía escaparse a gritos; confiada desde siempre en lo que me gusta llamar "señales de la vida" y a sabiendas que el cuerpo también tiene su lenguaje, había pasado por alto los semanales dolores de garganta y al entorno que clamaba con fuerza: Detente! Cuando todo parece desbocarse, sabio es poner el freno y aprender a soltar lo que las humanas manos son incapaces de contener.
Me sinceré con mis padres, a quienes creyendo preservar, sólo causaba incertidumbre mientras yo me perdía de su brazo protector; volví a escribir, aquí, tirando palabras al ciber-espacio; fuí a la peluquería, mis rizos dejaron el desastre oculto bajo una vincha (banda); me perdí entre la gente y compré un libro; acepté que hay cosas que yo no puedo manejar y que es mejor que la manejen los doctores, sin culpas; volví a leer... volví a leer de la mano de una vieja amiga: Antonieta, con sus reminiscencias al Paseo de la Reforma y su Ángel; volví a estudiar, retomé el ensayo final de la especialización que me costó plata y horas nalga ¡debo titularme! no puedo dejar círculos sin cerrar porque los pendientes son implacables palos en la rueda que no te dejan avanzar.
Al detenerme me acordé de mí, y después de mucho tiempo pude dormir y darme largos baños calientes, cortar mis uñas con tijeras y no con los dientes; despertar con música y salir a la calle con ella. Jamás he renegado ni preguntado ¿por qué a mí? (¿por qué a él?) y ¿por qué no?, he aceptado cada instante porque a lo largo de mis variados caminos, aprendí que tras sumergirme en el fango tengo el poder de renacer; no sé si todo pasa por algo, aún no tengo la suficiente certeza para tal afirmación, sólo se que lo que hoy vivo -a pesar del dolor- me ha regalado instantes que merecen ser recordados y agradezco, agradezco por las sonrisas y la solidaridad, por las declaraciones de amor y la grandeza de algunos corazones, por la ternura y paciencia que he sido capaz de recibir y dar.
Procuraré eternizar lo que ahora digo, porque con mi total imperfección, volveré a los cafés amargos, a la sosobra del pecho oprimido, a las horas bañandas de llanto escondido, rinconero de secado rápido; a los pelos de loca y la mentira de los sueños perdidos. Y mientras eternizo -y para no cansar- voy a apagar la compu, me voy a bañar y dormir como es debido, a soñar con los angelitos: pío, ato, amén.
Lu*
me alegro que estes mejor, que te reencuentres con vos... adelante paz
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