Tras la agotadora semana anterior, en la que debí organizar -además de lo habitual- el vencimiento del retiro por invalidez de mi marido, mi licencia laboral, renovación del contrato de alquiler y otras yerbas, esta semana al fin pude encaminar las cosas, encaminar unas y dar los primeros pasos en otras; trascurridos también los 10 días de prueba para establecer la nueva dosis de insulina, y pedir al equipo médico a cargo de mi esposo asistencia psicológica para él y para mí, cierta "normalidad" volvió a mi vida.
Han sido días tranquilos, con una visita al endocrinólogo, mismo que me dejó con ganas de no volverlo a ver y es que sucede que la doctora especialista en diabetes con cuadro pre-trasplante (que no es cualquier cosa!) salió de vacaciones por lo que la consulta debí hacerla con un muchachito que poco sabe las complicaciones y "estados alterados" que engloba un paciente de las características de mi esposo; a éstas alturas uno ya les toma el pulso a los doctores, con algunas palabras sabes si estás delante de quien domina la situación o delante de quien pretende improvisar, y francamente para improvisaciones que vaya a probar con otro, que se haga de abajo y que empiece con diabetes simples, o para decirlo de otra manera: que adquiera experiencia antes de querer jugar en ligas mayores. Conclusión: el 1º de julio volveré con la endocri -que además de conocer el tema- conoce la realidad caótica que encierra un paciente en lista de espera.
Salvo eso, y varias llamadas a San Luis, para ver quién y cuándo se ocupan de la renovación de mi licencia, todo ha trascurrido plácidamente... Al fin pude acondicionar "el estudio" de Jorge, que si bien ahora no se usa, se usará! Colocar nuestros cuadros y algunos adornos más que den a este "departamento temporario" una sensación más a hogar, sobre todo teniendo en cuenta que es el lugar en donde él vive su -literal y clínica- internación domiciliaria.
Mientras tanto, las noticias me llegan a través de internet, noticias de mi gente, de mi país, y de este país, así que mientras las cenizas cubren mi balcón y por la lluvia me perdí el tan promocionado eclipse, recibo fotos de mi cuñada embarazada, hago el seguimiento del regalito para el bebé que envié a México hace varias semanas y espero tranquila la hora de desenchufar a mi marido de su alimento diario, inyectarle su nueva dosis de insulina y descansar francamente descansada. Mañana sólo iré a cobrar el apoyo de hospedaje y autorizar unas ódenes de prácticas, si la lluvia amaina trataré de ir al banco a reclamar mi tarjeta perdida (que jamás llegó), buscar alguna oportunidad editorial, ir al super y volver a casa; el viernes muy temprano, como cada 13-15 días, drenaje (programado), y además de seguir insistiendo con el organismo que regula las faltas docentes en San Luis y que desde el viernes no me ha dado una respuesta a pesar de mis diarios mails y llamados telefónicos, ya'sta, terminamos y párale de contar...
Lu*
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