
Hoy es uno de esos días en que las manos no fueron suficientes, ni tampoco la cabeza, los pies ¡es más, ni siquiera el vientre! Me levanté muy temprano segura de que vendría el enfermero, y el enfermero no apareció... No importa, tranquila, recién dieron las 9:00 y ya estás desayunada, vestida y con la casa aseada; el galán duerme con la persiana bajada, pues tras mi decisión de conectarlo de día -en su día que oscila entre el sueño y la vigilia- a las 11 de la noche comienza su festín, sus "paseos" por el departamento y sus asaltos descontrolados a la heladera y quizá a algún recuerdo que lo anda acompañando. A esa hora, él cierra la puerta de la habitación y yo puedo tendenderme tan larga y ancha (mejor dicho, desparramarme) por todita la cama; de modo que con el primer rayo de sol, lo siento aparecer estrepitósamente en el lecho, nunca ha sido muy sutúl el muchacho, pero afortunadamente yo recobré mi buen hábito de dormir profundamente. Baja la persiana (cosa que al principio hizo que me quedara más tiempo retozando, tuve que poner despertador!) y duerme hasta el medio día.
A eso de las 9:30 revisé todos los pendientes y -no sin antes dejar su medicación sobre la mesa, el celular, los anteojos, el vaso de jugo para su "primer despertar" que se dará a eso de las 10:00 de la mañana, le acercqué su leche con chocolate y a las apuradas salí pues la ciudad no espera. Los trámites para la medicación fueron rápidos afortunadamente, no tuve que esperar demasiado por lo que me dio tiempo de ir al banco y constatar que una vez más que en los pagos puntanos las cosas siguen como siempre... Volví a la una y el señor ya era un grito hambreado, descongelé fideos y ¡alá, a comer! (te dije que los fideos estaban en el frezzer, si tenías taaaaaaaanta hambre por qué no los calentaste?). Toda la mañana estuve inquieta y particularmente irritada, sin razón aparente (ja-ja-ja risa amarga) y es que desde el miércoles se sumó una nueva carga.
Resulta que mi bonito, además de todas sus virtudes es diabético... diabetes provocada por su principal patología y con una gravedad tan sutil que debería tratarse con pildoritas pero que -debido a su cuadro general- (un cuadro, a estas alturas que bien podría ser de Van Gogh!) debe inyectarse una mínima dósis a las 23:00 hrs. Todo ésto, salvo la inyección nocturna, se nos había pasado por alto en medio de tanta locura, motivo por el cual -y como buena esposa pelotuda- decidí consultar a la endocrinóloga: -"cuénteme con detalle su rutina para ver cómo puedo ayudarla"- "dígame por qué ha dejado de controlarse periódicamente"... A ver, por dónde empiezo? ¿quiere que le cuente mi triste historia? Pos agárrese y que arranco con la letanía. Veredicto: 10 días de controles AD-DD, AA-DA, AM-DM, AC-DC y por si no estaba muy controlado también antes de dormir (dormir yo, porque como ya lo expuse, mi príncipe valiente bla bla bla...)
Así que además de las 5 alarmas que tengo para no olvidarme de los sagrados medicamentos tuve que agregar algunas con horarios estimativos (Antes del Desayuno-Después del Desayuno, Antes del Almuerzo-Después del Almuerzo...) como para no pudrirse del puto celular que suena literalmente 200 veces al día y que además, hoy, es nuevo (antigüo regalo de mamá y que recién pudo funcionar en la Argentina) ¿cómo mieeeeerrrrda se pone la alarma? y por supuesto ¿cómo mieeeeerrrrda se apaga la alarma?... Y así me la pasé controlando ¡y anotando! todos los resultados de mi dulce primor, picoteando dedos sin ton ni son (a ver, atínale a los callos, claaaaro, ¡callos de guitarrista! -chínguese mi'ja, quería su bohemio, pos ahí lo tiene, 'ora pídale perdón porque en vez de picarle y encontrar la gotita de sangre a la primera tiene que ir sorteando el jugo de tomate frío (AD-DD...)
Yo, que de muy pocas pulgas pasé el día de hoy, decidí entenderle a mi nuevo aparatito y encima ¡tactil! (me van a salir callos!) después de 20 llamadas perdidas más o menos le agarré la onda, mientras el cielito dormitaba y se despertaba y quería comer, o ir al baño, o ir a la cama y yo con la teta y la bomba fortaleciendo el brazo y el pudor de un lado al otro hasta que la batería decía basta y hacía sonar su insultante alarme (¿cómo mierda apago la alarma?) y yo picaba y picaba sin parar los dedos de un tipo que... seamos sinceros... está podrido, harto, agotado de la situación; que no ha podido tocar su única compañera leal a lo largo de toda su existencia: su guitarra, no aguanta el peso... y sus hijas permanecen en silencio -sin entender el olvido- resignadas en la otra pieza. Un tipo que le han metido caños, manos y dedos por las que cuaquier ser humano ya hubiese puesto una denuncia por acoso y/o agresión, un tipo libre y sin ataduras; un tipo, que el único pecado que cometió en la vida fue ser fiel a sí mismo...
...Y volvemos con la loca, a las 11 de la noche terminé la jornada, tomé la última muestra de sangre y faltando 100 ml desconecté la teta, no sin antes sentarme un rato a su lado para hacerle compañía, para ser, aunque sea un momento, no sólo la que lo tortura, sino también la persona en la que puede poner su cabeza en las piernas y sentirse acariciado... De lunes a viernes, la cena es el único alimento del día que hago sentada y a mi antojo, casi siempre el menú consta de un par de quesadillas, pa'encontrar un refugio y el lazo con mi hogar; esta noche no pude ponerle salsa picante porque no había, así como tampoco fuí por la ropa a la lavandería, ni llamé para preguntar qué había pasado con el trámite de mi obra social. En fin, terminó la semana.
Acuéstese mi'jita que, mañana será otro día...
Lu*