Hoy desperté con el ánimo sombrío, las peores pesadillas me atormentaron por la noche. No es mi intención ser dramática, quien me conoce sabe que soy optimista por vocación y feliz por convicción... Caminando por la calle, me topé con una chica cuya madre compartió el mismo trance que Jorge, y ella el mismo dolor que yo; hoy la ví plena y feliz, su madre también había sido trasplantada y se recuperaba favorablemente ¡inmensa fue mi alegría!
Yo sé que en éstas épocas nadie quiere saber de pálidas yo tampoco -créanmelo- sin embargo y pese a la algarabía, debo pedirles un favor: Decídanse a ser donantes, hoy, no mañana, mañana quizá sea tarde. La humildad llega tras las batallas y la verdadera alegría tras las lecciones aprendidas. Vivan hoy intensamente, hasta el límite, hasta las entrañas; llénense de sonrisas y compártanlas con quien realmente valga la pena. Alegría por ustedes, alegría por quienes han recibido un órgano, alegría por los cientos que pensaron en nosotros. Alegría, en definitiva, Alegría!
Lu*
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